iPad Pro 2017 no se me ha caído al suelo y roto la pantalla. Tampoco lo he revendido para comprarme otro más capaz. Lo que le ha pasado es casi una deshonra para lo que llegué a utilizad este fabuloso tablet. Simplemente, mi iPad℗ Pro se ha convertido en un tablet para mis hijas. Y todo indica que no hay vuelta atrás.
La música infantil como descubrimiento… y señuelo
Cuando tienes hijos, cambian varias cosas. A pesar de ello, encuentras otras que te echan una mano en el día a día. Y ahí entra de lleno la tecnología. En nuestra casa estamos inmersos en el ecosistema de Apple, por lo que es inevitable que sus productos y servicios jueguen un papel importante.
No hace tanto tiempo, descubrí que en Apple℗ Music tenía acceso a un inventario casi ilimitado de canciones infantiles y nanas para dormir. Las empecé a utilizad para aprender canciones que cantarle a mi hija Carmen para tomarse el biberón cuando era un bebé. Y funcionó. Le encantaba escucharnos entretanto comía.
Con el paso a una cuna más enorme y su propio cuarto, le costaba dormirse. Volvimos a recurrir a las canciones infantiles con el volumen bajito para que se durmiera tranquilamente. Y volvió a funcionar. Cuando eres padre y encuentras que hacer las cosas de establecida manera tiene una alta tarifa de éxito, tiendes a replicarla en más sitios y eludir experimentos.
Pronto comenzamos a utilizar las canciones en otros momentos del día. Por ejemplo, entretanto jugaba la chica con sus juguetes, donde nos dimos cuenta de que si le poníamos su música, jugaba más relajada. Como dice esa popular expresión, la música amansa a las fieras.
Del iPhone℗ al iPad℗ Pro y de ahí al MacBook℗ Air

Mi iPad℗ Pro, de cuando lo usaba con un teclado Logitech℗ para laborar con él.
Con el paso del tiempo y la llegada de una hermanita, los usos de la música infantil proliferaron. Hasta el punto en que mi lista de reproducciones recientes se reducían a un exclusivo grupo: CantaJuego. Mi mujer y yo bromeábamos (y lo seguimos haciendo) que la cuota mensual(30-días) de Apple℗ Music va casi íntegra al conocido grupo. «Estamos pagando la universidad de sus hijos», es una expresión usual en mi casa.
A raíz de manosear tanto este grupo, uno revela otras cosas sobre él. Son de origen español, pero ya tienen modelo exportado al otro lado del Atlántico, con México(país) como lugar destacado: mismas canciones, cambio de acento y cantantes. También resulta llamativo que en verano, los participantes del conjunto se comparten la gira por los pueblos de toda España, donde los niños les escuchan asombrados tras meses o años pensando que tal vez vivían en el iPhone℗ de mamá o papá.

Este pie y la eventualidad de quitarle el teclado hicieron que fuera horriblemente sencillo transformarlo en un iPad℗ para niños.
Y aquí está la trampa, pues conforme encontrábamos más usos para la música infantil, más recurríamos a mi iPad℗ Pro. A fin de cuentas, tenía mejores alta-voces y no requería prescindir del iPhone℗ durante largos periodos, como las siestas o la hora de dormir.
Cuando nos compramos auto para ir a las afueras o de vacaciones, el iPad℗ Pro adquirió un nuevo papel: tablet para visualizar dibujos durante el viaje. En aquel entonces, mi setup de trabajo era un iMac de 2017 y el iPad℗ Pro del mismo año. Es por eso que no veía con demasiados buenos ojos que mi iPad℗ estuviera cumpliendo funciones menos honrosas que las habituales de coger notas en reuniones con clientes y laborar en movilidad.
La «solución» llegó, sin ser completamente consciente, de la mano de mi MacBook Air M1. Lo cual hizo todavía peor la situación de mi veterano iPad℗ Pro.
Si este es tu destino, no lo rehúyas

El dirección de mi leal iPad℗ Pro, aquel con el que tantos productos escribí para Applesfera y tantas reuniones cubrí, quedó cerrado en el momento en que entró el MacBook℗ Air desde el que escribo ahora mismo. Liberado de sus ataduras profesionales, ese iPad℗ pudo dedicarse full time a entretenimiento infantil (no quiere decir que estuviera a disposición de mis hijas ni que estuviera 24/7 en uso, ojo). El mismo teclado Logitech Combo Touch que me permitió usarlo en movilidad hace ahora las funciones de protector contra caídas y solapa para sostenerlo recto.
La puñalada absoluto fue cuando reconocí el papel que jugaba este iPad en nuestra casa. Y como consecuencia, decidí desinstalar todas las aplicaciones y servicios que usaba para el trabajo: cuentas de correo, Slack, comunicaciones y un largo etcétera. Ahora que lo pienso, posiblemente hubiera sido más sencillo resetear el iPad℗ por completo. Tal vez lo haga un día de estos.
De algún modo, mi iPad℗ Pro, que tantos años estuvo a mi lado como escudero, ha rehecho su vida encontrando otro propósito. Pienso en la cantidad de tablets o smartphones que una vez pierden el interés o uso de sus dueños, acaban en un cajón, y siento cierta alegría. Me pregunto qué otros usos le deparará el futuro en nuestra familia.
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La noticia Nunca pensé que mi leal iPad℗ Pro acabaría así sus dias fue publicada originalmente en Applesfera por Eduardo Archanco .